El gobierno celebra una «baja» mientras el secuestro extorsivo se dispara y aterroriza a los chilenos.

A pesar de que el gobierno destaca una supuesta disminución de casos, el secuestro por extorsión, el más lucrativo y violento, se ha convertido en la nueva pesadilla para los chilenos.

Es incomprensible la manera en que el gobierno presenta las estadísticas de seguridad. Nos hablan de una leve disminución de secuestros en el primer semestre de 2025, un 29% menos que el mismo periodo del año anterior. Pero lo que no nos dicen, lo que esconden detrás de esa cifra, es que el tipo de secuestro más cruel y aterrador, el extorsivo, sigue en alza. No se trata de cuántos son, sino de qué tan violentos y sofisticados se están volviendo. Y de cómo esa violencia nos afecta a todos, no solo a las víctimas.

El secuestro extorsivo ya no es cosa de películas. Es una realidad que golpea a las familias, a los emprendedores, a los que con esfuerzo han levantado un patrimonio. La delincuencia ya no solo roba, ahora amenaza y tortura a las familias chilenas para arrancarles dinero. La propia Fiscalía Nacional ha alertado que esta modalidad está aumentando y está ligada a organizaciones criminales que no tienen respeto por nada. Esto demuestra que la delincuencia no está retrocediendo, solo está mutando y haciéndose más peligrosa.

La gente ya no se fía de las estadísticas que parecen maquilladas para un comunicado de prensa. Lo que vemos, lo que vivimos día a día, es el miedo constante. El dueño del almacén que cierra antes, el conductor de micro que mira por el espejo con nerviosismo, la dueña de casa que no quiere que sus hijos jueguen en la calle. Esto no es solo una sensación, es la triste realidad de un país donde el crimen organizado se ha envalentonado y el gobierno no parece tener un plan real para detenerlo. La seguridad de los chilenos no puede ser un juego de cifras.






.




Volver al inicio