A pesar de su liderazgo en las encuestas, Evelyn Matthei ha optado por un perfil bajo y ha evitado participar en debates con otros candidatos, una estrategia que genera dudas sobre su capacidad para liderar el país.

La negativa de Evelyn Matthei a participar en debates públicos ha sido una de las polémicas de su campaña. La candidata ha optado por un perfil bajo y ha evitado confrontar sus ideas con las de otros candidatos, una estrategia que, para sus detractores, busca proteger su imagen y evitar preguntas incómodas sobre su gestión en Providencia y la ambigüedad de sus propuestas. Esta evasión del debate, que es fundamental en una democracia, genera dudas sobre su capacidad para liderar un país y para enfrentar la presión de un cargo tan importante.

La gente se pregunta si Matthei tiene miedo a las preguntas o si simplemente no tiene respuestas. La falta de un debate público robusto, que es fundamental para que la ciudadanía pueda tomar una decisión informada, es una muestra de que su candidatura es más una respuesta al descontento con el actual gobierno que una propuesta de futuro. La ciudadanía, que ya está cansada de los políticos que no cumplen sus promesas, ve en Matthei una figura que no tiene la fuerza moral para liderar un país que clama por transparencia y probidad.